viernes, 25 de enero de 2008

100% etiqueta

Resulta curioso cómo tenemos la constante necesidad de etiquetar a la gente. Según los eruditos de la sociología, ésta es una de las peculiaridades de la sociedad en la que vivimos. Quizá sea de manera inconsciente, pero necesitamos encuadrar a nuestros conocidos en secciones: ya sea por tribu urbana, por geografía, por ideología religiosa o política o por los más simples clichés: el gracioso del grupo, el bohemio, el responsable, el raro...

La ubicación del personal se basa en una triste reducción de esquemas. Pero no es una reducción de esquemas lógica sino social. Cuando nos presentan ante desconocidos, unas cuantas etiquetas de éstas servirán para definirnos. Por supuesto, cuanta más amistad o grado de afinidad, más variadas serán las etiquetas que nos describan. Personalmente me hace gracia imaginar cómo nuestro entorno se convierte en una despensa donde le vamos poniendo un nombre a cada tarro y lo colocamos en una estantería determinada.

El problema es que, aunque existan unos estándares establecidos, en las etiquetas complejas las definiciones de una a otra personas pueden variar. Con esto pasa un poco como con los sustantivos sensoriales; el amor, la amistad, el odio... aunque aparezcan escritos en el diccionario con una definición concreta, cada uno tiene un concepto personal de lo que son. Realmente me resulta curioso cuando una persona presenta bajo una determinada etiqueta y el desconocido sale por peteneras. Véase el siguiente caso:

- Conocido etiquetando:"mi amiga fulanita es gótica"
- Desconocido recibiendo la etiqueta: "anda, ¿entonces se quiere suicidar?"

Supongo que aquí ya entran en juego diversos factores como los estereotipos o la cultura que posea cada uno. También cabe destacar a ese tipo de personas que cuando te colocan una etiqueta, no te la quitan ni con agua caliente. Éstas personas son capaces de estar a tu lado años y un buen día decirte: "me sorprendiste el otro día cuando hiciste (sirva cualquier ejemplo), no pensaba que eras tan (sirva cualquier otro ejemplo)". Y claro que se sorprenden porque te han puesto un cerco mental del que te has salido sin previo aviso ni petición.

Lo cierto y verdad es que, desde hace algún tiempo, he observado con atención a mi alrededor para obtener conclusiones. He logrado percibir que cuando la gente no consigue etiquetarte, se pone un tanto nerviosa. Yo precisamente soy de esas personas un poco inclasificable y muchos de mis amigos me han manifestado el desazón que eso les produce. Reconozco que en ocasiones yo también caigo en el perverso juego social y necesito etiquetar. Lo mejor va a ser recurrir al cine y exclamar: ¡moriremos sin las etiquetas puestas!


9 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi hay mucha gente que me ha colgado la "etiqueta" de inocente precisamente por no dedicarme a juzgar a la gente, triste, ¿verdad?

Y sobre ti... la verdad es que creo que nunca te he catalogado de ninguna forma, y sin embargo eres una de las personas que más paz me da, asi que...

Pero es cierto, generalmente todos estamos catalogados, incluso antes de nacer. Si eres catalán eres tacaño, si eres gaditano me tienes que contar un chiste, si eres gallero eres un soseras (con lo bien que me caen a mi los gallegos!!)... y eso es sólo la categoría geográfica, vete a la cultural, dime lo que lees y te colgaré un cartel, fijo.

Pa estas cosas, deberíamos quitarnos los sentidos un rato, a ver si aprendemos asi a ser más objetivos.

Un besico reina.

Raúl Perelló dijo...

Lo de las etiquetas imagino que se ponen para saber qué esperar de una persona (luego llegan los fracasos, desilusiones, etcétera). Imagino que es un arma de defensa que tenemos y, aunque muchas veces nos joda que lo hagan con nosotros, inconscientemente lo hacemos nosotros también.
Yo decidí hace tiempo pasar de la imagen que la gente tiene de mí, que piensen absolutamente lo que quieran porque, quien no se moleste en conocerme, sencillamente no me interesa.

Besicos varios, querida.

Anónimo dijo...

Veronika, y soy gallega y me alefra saber que te caemos bien, jejejejeje. Somos una gente estupenda, jajajajajaja.

Yo odio esto de las etiquetas, es que es una manera un poco rara de catalogar a la gente. Estamos en una sociedad que no se molesta en conocer más allá de lo que las etiquetas dicen. Uno es heavy ya parece que estamos habalndo de la reencarnación de los vikingos, pero con mala leche. Que si uno es fánatico de una cosa extraña pues ya eres raro. pssssssssssss.

Bueno sólo hay una etiqueta que yo no puedo dejar de decir, los pijos, me superan y sí, serán pijos por siempre jamás.

Biquiños

Anónimo dijo...

Mohikana, me caeis genial. Sólo he estado una vez en Galicia, pero fíjate si me gustó que al terminar la carrera, fue el primer sitio donde mandé mi curriculum, asi que tu tierra tiene que estar forrada con mis datos!

Besicos (en murciano :P)

no name dijo...

mmm, pues yo hasta creo que las etiquetas son buenas, por lo menos en mi mundo!!! Otra cosa es ya cómo te lo tomes, pero te guste o no, todos llevamos una bien grande en la espalda!!! porque "no tener etiqueta", ser "inclasificable" es otra más de los millones que exiten. Lo importante es la variedad... y quedarte con aquéllas que más te gusten o peguen contigo.
The life is full of difficult decisions!!!! Be happy!!

Crematoria dijo...

La única etiqueta con la que me identifico es… humano.
El resto solo las soporto como parte de la lectura simplista de legos o ganas de encajar en una sociedad donde cada día se admiten mas cosas menos ser singular.

Raúl Perelló dijo...

'No name', el problema es cuando esa etiqueta, efectivamente, la llevas en la espalda y no la ves, no porque no llegues a hacerlo, sino porque quien te la ha puesto lo ha hecho clavándola con un puñal.

no name dijo...

Querido Perelló, en ese caso, siempre será su problema...

Thedarksunrise dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Los etiquetaré según corresponda xDDD

Besisssss