jueves, 30 de septiembre de 2010

Recibí tres visitas

En la larga ausencia de quien suscribe, este blog recibió tres visitas, como en el clásico cuento navideño. En realidad, imagino que serían algunas más, pero, concretamente, tres lectores tuvieron la iniciativa de dejar un comentario. Por suerte, Blogger tiene el detalle de enviarte un email cuando alguien comenta, porque con lo ajetreada que ha sido mi vida en los últimos meses, apenas he podido acordarme de mi querida bitácora.

Al lío, las tres visitas. A priori eran personas sin relación entre sí. Algunas, incluso, parecían residir lejos -deduje eso por las expresiones que utilizaban-. Cada una de ellas acudió a una entrada distinta de este blog. Pero sí tenían algo en común. Esas tres personas se sentían como yo me sentí en el momento de mi vida en el que escribí esas líneas. Ellas pasaron por tres momentos por los que yo pasé, vieron tres cosas como yo las vi y asumieron tres designios de la providencia como yo lo hice.

Imagino que esas personas llegaron a este oscuro amanecer como yo también he llegado a muchas otras bitácoras, escribiendo algo en Google y buscando entre los resultados. Y, sinceramente, espero que se sintieran como yo me siento cada vez que encuentro a otra persona, sea como sea o esté donde esté, capaz de percibir la realidad como yo lo hago.

Y es que a algunos nos gusta comprobar, aunque sea virtualmente, que hay alguien por ahí que podría entendernos en determinados momentos. A mí me ha hecho reflexionar mucho esto de que mis tontunas personales puedan en un momento dado servir de apoyo a personas que ni conozco. Estos tres fantasmas (no se me enfaden, que los llamo así con todo el cariño y para aprovechar el símil literario) y los que puedan llegar, me animan a seguir escribiendo.

Pues eso, que subimos la persiana (: