miércoles, 6 de mayo de 2009

Matar sentimientos

Todo el mundo me recomienda que me haga un facebook por amor. Sinceramente, creo que lo que el hombre ha separado, no lo pueden unir las nuevas tecnologías. Por otra parte, aún me queman tus caricias en el cuello, pero creo que es demasiado complicado incluso para mí. Nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco que fuera imposible. Y mientras recuerdo tu sonrisa, pienso en si sería conveniente apostar todas mis fichas al mismo número, aún a sabiendas de que jamás voy a ganar. La chicas como yo nunca tienen suerte.

Lo llevo haciendo desde hace muchos años, aunque no sabía muy bien cómo llamarlo ni explicarlo. Hace unos meses, una buena muchacha me presentó el término: matar sentimientos. Matar sentimientos consiste en parar el corazón cuando empieza a latir. Se hace con la cabeza, así que las personas que son demasiado pasionales no pueden conseguirlo. Es difícil y antinatural y, por supuesto, todo el mundo te dice que haces mal. Es necesario practicar durante muchos años para que la muerte de los sentimientos sea limpia, poco dolorosa y afecte lo menos posible a otras partes. Algunas personas de mal sentir lo hacen demasiado a menudo, por inercia, con mucho dolor y casi disfrutan matando sentimientos. A mí me duele el alma cada vez que presiento que comienza el asesinato. La chicas como yo nunca tienen suerte.

Las ventajas son más de las que parecen en un principio. En cierto modo, evitas que hagan astillas de los trocitos que quedan de tu corazón. Evitas la incertidumbre, la desilusión, sentirte tonta, las inseguridades, las preguntas sin respuesta, las respuestas sin preguntas... Y alguien te recuerda que merece la pena arriesgarse por eso de puede existir una recompensa, pero la chicas como yo nunca tienen suerte.