jueves, 31 de enero de 2008

Duda existencial

¿Por qué los días sólo tienen 24 horas?

lunes, 28 de enero de 2008

Otra de murcianicos

En esta ocasión le dedico la entrada a mi querido Aga y él sabe muy bien por qué.

domingo, 27 de enero de 2008

Carnaval, Carnaval

Podría detenerme en explicar todo el sentido simbólico de esta fiesta, pero creo que lo que todo el mundo se pregunta en estas fechas es: ¿de qué me disfrazo? He de reconocer que desde que existe esto de Internet, es más fácil escoger un atuendo propio para la ocasión. De la red se pueden sacar millones de ideas. He recopilado algunos modelitos para que vayáis seleccionando vuestro uniforme carnavalesco. Que conste que todos los disfraces aquí expuestos no son sencillos de confeccionar ni siquiera son elegantes, pero os aseguro que con ellos, seréis la sensación de la fiesta. Veamos pues la colección...


¿Cómo se le puede hacer esto a Batman?


Éste me encanta. Dice: soy complicado pero no podrás dejar de jugar conmigo, ains.


Si te gustan las broncas, éste es tu disfraz. Tienes al menos un par de aguantazos asegurados.


Pero si te consideras un ser puramente escatológico, tendrás que decantarte por este disfraz. Estoy segura de que serás el centro de todas las miradas, sobre todo de las femeninas.


Para los que echan de menos las tardes en las salas de juegos recreativos... además te aseguras bromas con los temas: palanca + botones y por dónde meter la moneda.


Éste es idóneo para los amantes de la música, claro que necesitarás a un par de amigos.


Si lo tuyo son las series de televisión, te aconsejo que encarnes al personaje más entrañable de las animación actual.

Bueno, espero que esta entrada le haya servido a quien ande sin ideas para el carnaval. ¡Que lo paséis muy bien!

viernes, 25 de enero de 2008

100% etiqueta

Resulta curioso cómo tenemos la constante necesidad de etiquetar a la gente. Según los eruditos de la sociología, ésta es una de las peculiaridades de la sociedad en la que vivimos. Quizá sea de manera inconsciente, pero necesitamos encuadrar a nuestros conocidos en secciones: ya sea por tribu urbana, por geografía, por ideología religiosa o política o por los más simples clichés: el gracioso del grupo, el bohemio, el responsable, el raro...

La ubicación del personal se basa en una triste reducción de esquemas. Pero no es una reducción de esquemas lógica sino social. Cuando nos presentan ante desconocidos, unas cuantas etiquetas de éstas servirán para definirnos. Por supuesto, cuanta más amistad o grado de afinidad, más variadas serán las etiquetas que nos describan. Personalmente me hace gracia imaginar cómo nuestro entorno se convierte en una despensa donde le vamos poniendo un nombre a cada tarro y lo colocamos en una estantería determinada.

El problema es que, aunque existan unos estándares establecidos, en las etiquetas complejas las definiciones de una a otra personas pueden variar. Con esto pasa un poco como con los sustantivos sensoriales; el amor, la amistad, el odio... aunque aparezcan escritos en el diccionario con una definición concreta, cada uno tiene un concepto personal de lo que son. Realmente me resulta curioso cuando una persona presenta bajo una determinada etiqueta y el desconocido sale por peteneras. Véase el siguiente caso:

- Conocido etiquetando:"mi amiga fulanita es gótica"
- Desconocido recibiendo la etiqueta: "anda, ¿entonces se quiere suicidar?"

Supongo que aquí ya entran en juego diversos factores como los estereotipos o la cultura que posea cada uno. También cabe destacar a ese tipo de personas que cuando te colocan una etiqueta, no te la quitan ni con agua caliente. Éstas personas son capaces de estar a tu lado años y un buen día decirte: "me sorprendiste el otro día cuando hiciste (sirva cualquier ejemplo), no pensaba que eras tan (sirva cualquier otro ejemplo)". Y claro que se sorprenden porque te han puesto un cerco mental del que te has salido sin previo aviso ni petición.

Lo cierto y verdad es que, desde hace algún tiempo, he observado con atención a mi alrededor para obtener conclusiones. He logrado percibir que cuando la gente no consigue etiquetarte, se pone un tanto nerviosa. Yo precisamente soy de esas personas un poco inclasificable y muchos de mis amigos me han manifestado el desazón que eso les produce. Reconozco que en ocasiones yo también caigo en el perverso juego social y necesito etiquetar. Lo mejor va a ser recurrir al cine y exclamar: ¡moriremos sin las etiquetas puestas!


miércoles, 23 de enero de 2008

La ruta natural

Hoy toca descansar de darle a las teclas, pero no por ello vamos a dejar de reflexionar (que sé que os gusta, viciosos). Si tenéis exactamente 9.30 minutos, echadle un vistazo a este cortometraje. Os aseguro que merece la pena. Aparte del mensaje que es acojonante, quien disfrute ante una buena realización, se puede hasta emocionar. Espero que os guste.


martes, 22 de enero de 2008

Historias patéticas II

Hay gente que tiene un don innato para ciertas cosas como encontrar aparcamiento, tocar un instrumento de oído o hacer punto de cruz. Yo tengo un don innato para atraer a gente extraña. Ya dije en este blog que bajo el epígrafe "Historias patéticas" podría recrear todo un serial, siempre basado en hechos reales. Hoy me apetece contar uno de los extraños sucesos que me ocurren con más frecuencia de lo que desearía.

Era un sábado por la noche de agosto. Mi querida María y yo, que jamás hemos sabido qué es eso de vacacionar, nos disponíamos a dar una vuelta por la apagada ciudad. Como suele suceder por esas fechas, todos los bares estaban cerrados. Tras dar 200 vueltas para comprobar si había algún garito abierto, aunque fuera para jugar al dominó con la tercera edad, nos dimos por vencidas. Pero teníamos un cuerpo de jota que no nos lo aguantábamos, así que nos montamos en el coche y nos dispusimos a viajar hasta una indeseada aglomeración de bares situada a unos cuantos kilómetros de la ciudad.

Llegamos con relativa suerte y, como no conocíamos ningún bar de aquella zona, acordamos entrar por la primera puerta que encontrásemos abierta. Y así hicimos. Aparecimos en una discoteca repleta de menores de edad que se habían metido en el cuerpo más gramos de cocaína que años habían cumplido. En dicho local sólo pinchaban reggaeton y ponían garrafón en tal cantidad que hasta el cristal del vaso se derretía. En la hora que permanecimos en aquel antro me abordaron dudas existenciales: pensé que si la justicia divina acordaba que había sido una mujer perversa el día del juicio final, me mandarían a ese bar para el resto de mi eternidad.

Cambiamos de local y nos fuimos a otro que no pintaba mucho mejor. Fue en ese lugar donde tuve mi experiencia extrasensorial. Se me acercó un muchacho y empezó a decirme tonterías. Como pasaba de él me agarró y me dijo: "Mira niña, me has dejado loco. Tengo algo que proponerte. Yo tengo unas tierras por aquí y me estoy haciendo una casa. Te puedes venir a vivir conmigo. Claro que no estaríamos solos. Estoy divorciado y tengo tres hijos. En cuanto estemos viviendo juntos, le pienso quitar la custodia a la zorra de mi ex-mujer... Te voy a poner la cocina a tu gusto para que estés toda la mañana entretenida haciéndonos de comer a mí y a los niños. Y si te portas bien, te voy a dar todos los meses 300 euros para que te compres cosas bonitas. ¿Qué me dices?..."

Apenas podía articular palabra después de lo que acababa de escuchar. Por suerte, a mi querida María y a mí nos sobra un gesto para entendernos, así que me agarró con premura y salimos de aquel antro echando mistos con la excusa de que nos estaban esperando no sé dónde. Nada más salir, mi querida acompañante me preguntó que qué había pasado pues, parece ser, andaba más blanca de piel de lo habitual. Yo quería contarle lo que aquel individuo me había propuesto, pero sólo pude exclamar una frase:

¡¡¡¡Atiende el gañanazo!!!!

lunes, 21 de enero de 2008

A Jugarrrrrrrrrrr

A veces me paro a plantearme cosas un tanto absurdas como a qué concurso de televisión podría ir a ganar pasta. Bueno, absurdas en cierta medida porque cierto es que necesito parné. Pero más cierto es que me pone histérica verme en la caja tonta, así que un día tendré que resolver esa disyuntiva y ver si me puede más la necesidad económica o la estética.

El caso es que yo siempre he querido ir a "Saber y ganar", que es el concurso de los culturetas, pero algo me dice que me ventilarían más bien pronto que tarde de los estudios de Sant Cugat. Con el de "50x15" me pasa una cosa muy rara y es que me cuelo en las primeras preguntas, que supuestamente son las más chorras. Claro que las que van de la 5 a la 10 las suelo acertar, pero si no llego porque respondo mal la pregunta ¿Qué afilan los afiladores? me puede dar algo. Con el de "Cifras y letras" me pasa algo parecido, saco las cifras sin dificultad, pero soy incapaz de formar palabras con cierta gracia. ¿A que me he equivocado de profesión? Con el de "Identity" me da la risa porque no acierto ni uno. Al final va a ser verdad que me faltan prejuicios. Y el de las cajas, con la suerte que tengo, no me llevo ni la docena de pasas.

El nuevo concurso de las canciones me pone histérica. Con lo melómana que me considero, podrían perfectamente eliminarme en la primera ronda si me ponen, por ejemplo, un tema de Estopa o similares. El de los niños repelentes de primaria ya lo han quitado, pero ese concurso me producía hasta dolor de estómago. Jamás podría decir lo de: "sé menos que un niño de primaria". Pregúntale a esos mocosos sobre el exsistencialismo ateo o la sociología post-modernista. Que conste que en mi colegio a los críos así de repelentes los corríamos a pedradas en el recreo.

Si no es por no ir, es que no me convence ninguno. Lo bueno sería que inventaran un concurso que consistiera en torturar a los niños de primaria y dieran mucho dinero por ello.

domingo, 20 de enero de 2008

La contra-crónica del concierto

Me dispongo a hacer la crónica no publicada o contra-crónica del concierto de El Chivi del viernes pasado. Por supuesto, se la dedico a Ego, gran seguidora y fan número 1 del pornoautor.

El recital supuestamente empezaba a la 10.30, hora zulú. Aunque el intérprete comenzó a exponer su repertorio pasada la media noche, para disgusto de los que teníamos que madrugar. El local estaba abarrotado. Cabe destacar que la primera fila estaba compuesta por dos colectivos: un grupo de reputados periodistas de la Región y una pandilla de frikis pequeños que en sí eran un amalgama de tribus urbanas mal definidas. A día de hoy, todavía no sé cómo me convencieron para ir a la actuación, pero he de reconocer que, aunque jamás había escuchado un tema del citado intérprete, disfruté del concierto como el que más y me reí, me reí mucho.

El pornoautor interpretó los temas más destacados de su repertorio, pero también introdujo unas cuantas canciones de su próximo trabajo que será, según él, también canalla pero algo más serio. A destacar la canción que tiernamente El Chivi dedicó a su fan murciana número uno. Nos hizo a todos mucha ilusión y aún así, ni una décima parte de la que le hizo a ella. Otro momento reseñable de la noche fue cuando el cantante hablaba de necrofilia y, justo la persona que estaba a mi izquierda, me comentó en un tono de voz bastante elevado: "coño necrofilia, ¿nena, eso no es lo que te gusta a ti?" Menos mal que un día perdí la vergüenza y todavía no la he recuperado... Como esto es una crónica subjetiva, he de añadir que las canciones que más me divirtieron fueron la del psicópata tipical spanish y la del polvo entre pijos con los condones de Don Algodón.

La crónica del concierto termina aquí, pero no los efectos colaterales de la actuación ya que llevo todo el fin de semana escuchando en estéreo de secciones de redacción los temas más destacados de la discografía de El Chivi. Supongo que a mí también me ha afectado tan espectacular actuación, pues mi resumen de este fin de semana se basa en que todos somos travelos y necrófilos y, principalmente, en que todo está conectado.

Y respecto a lo de que todo está conectado, perpleja he quedado con este documento hayado en la red. ¡Cuánto pervertido!

viernes, 18 de enero de 2008

Primer decálogo del año

Bueno, aunque se ha resistido un poco a salir, ahí va el primer decálogo del año. Éstas son las diez primeras cosas de las que me he dado cuenta en 2008.

1. Hay gente que al despedirse no dice adiós ni chao ni un besi. Simplemente exclaman “salud”. ¿Qué mejor deseo se puede llevar uno en la despedida?

2. En ningún bar, pub o discoteca de Murcia te ponen la Lambada. Aún así, pienso seguir pidiendo el citado tema en al menos 20 sitios más. He de conseguirlo.

3. Me ha quedado claro que es necesario soltarse la melena. Lo que me gustaría saber ahora es cómo.

4. Me habían llegado a preguntar de qué marca era mi perro, pero jamás me habían dicho que mi querido Ed era de imitación (en lugar de cruce de razas). Señor, líbranos de la sociedad consumista.

5. Los análisis médicos laborales son como reuniones sindicalistas. Diferentes gremios reunidos en una sala y todos comentando lo poco que cobran para lo mucho que trabajan.

6. Vale que sólo son una prácticas, pero aún así es escalofriante escuchar: “pofesora, ya sabemos cuál es tu coche”.

7. No sé si es mejor que no te escuchen cuando hablas o que te escuchen con atención y saquen conclusiones que te encasillen para el fin de los tiempos.

8. Tengo un poder de abstracción que me asusta. Soy capaz de eludir una película de origen asiático de tres horas y media mediante correlativos viajes astrales. Es que… con todos mis respetos, qué coñazo de flores de loto.

9. Definitivamente no sé apreciar el arte moderno. Que ponga el grito en el cielo porque una foto de una puerta cueste 3.000 euros me convertirá en una cateta. Aún así, creo que soy una cateta bastante sensata.

10. Algo debe significar que tengas una pesadilla con una persona y, en la misma noche, esa misma persona tenga una pesadilla contigo. ¿Eso es odio o amor?

jueves, 17 de enero de 2008

Dedicatoria especial

Porque es la única persona que durante años me ha apreciado en la distancia y casi en el anonimato. Porque siempre me ha querido como soy. Porque nunca me ha juzgado. Porque siempre me ha hecho sonreír. Porque ha sabido escucharme. Porque ha conseguido que, pese a ser tan hermética, resulte tarea fácil compartir las penas y alegrías. Porque siempre me ha dado buenos consejos. Porque ha conseguido que me quiera un poco más. Porque siempre me ha dado sin esperar nada a cambio. Porque se ha alegrado de mis cosas buenas y entristecido con mis malos ratos. Porque es un ejemplo de superación. Porque es de las personas más optimistas que conozco. Porque consigue poner paz hasta en mi jornada más desquiciante. Porque siempre me anima a no rendirme. Porque sus debates políticos son de más interés que el debate del Estado de la Nación. Porque tiene voz de radionovela... y por millones de cosas más, aquí le dejo un pequeño regalo que espero que le alegre el día, como tantas veces me lo ha alegrado él a mí. Un besis corasón.

miércoles, 16 de enero de 2008

Le puede pasar a cualquiera

Como todos los días, andas apresurado camino hacia ningún sitio. Entre las caras sin rostro de la gente, te parece apreciar unos rasgos familiares. En cuestión de milisegundos, y antes de que tu cerebro haya mandado a unas cuantas neuronas a buscar en el archivo de tu memoria, notas cómo tu corazón se acelera. Sólo entonces reaccionas y eres consciente de que ese rostro es más que conocido. Te has recreado en el mosaico de su piel, en cada uno de sus rasgos, incluso has llegado a contar cada una de sus pecas. El choque es inminente y tu cerebro sigue mandando puñados de neuronas que sientes correr sin orden ni acierto. Entonces todo se reproduce a cámara lenta. Ves cómo sus labios se abren lentamente en una sonrisa, de ésas que en ocasiones te alegraban el día, y cómo sus pasos son pausados pero firmes. Entra tanta calma, apenas tienes tiempo para pensar.

Y se produce el temido encuentro. Gestos de sorpresa, dos besos de rigor y conversación temática de cómo te va la vida. Sabes de sobra que todas tus palabras y movimientos serán duramente revisados en un autoanálisis posterior, aún así apenas meditas tus comentarios y gestos. Sus labios se mueven pero el fuerte latido de tu corazón no te deja escuchar ni una sola palabra. Toda una serie de sensaciones se agolpan y haces un rápido e intenso balance de lo bueno y de lo malo. Antes de poder sacar una conclusión para actuar, algo te impulsa a esperar como agua de mayo un comentario sobre el pasado. Sólo un pequeño inciso que te dé pie para poder decir te echo de menos. Pero eso no sucede. La conversación sólo avanza de presente a futuro y evitas a toda costa la pregunta de ¿estás con alguien? Al menos evitas contestarla primero, porque el segundo turno siempre te deja la opción de contar una mentira piadosa, por supuesto, piadosa para ti. Han pasado ya como 15 minutos pero una vez más, sigues sin saber salir de esos ojos oscuros. Entonces llegan las prisas, el a ver si quedamos, el me alegro de verte y... nada más. Y te sientes tan defraudado como en la última despedida.

Es entonces cuando el tiempo se acelera y tus pasos con él. Buscas cualquier esquina a salvo de su mirada para poder recuperar el aliento. Aprovechas ese instante y te tiras un jarro de agua helada para seguir temblando al menos unos días más. Y mientras miras firmemente al suelo, pides a lo que quiera que haya rigiendo la providencia, que jamás vuelvas a diferenciar ese rostro entre la multitud.

lunes, 14 de enero de 2008

Evaluar los sentimientos

Pasaban ya dos horas desde que entramos en el aula, previa carrera de relevos desde la facultad de Medicina. La mayoría de mis compañeros apoyaban sus mejillas sobre sus manos para impedir dar el temido cabezazo. Yo en cambio, con los ojos como platos, disfrutaba de la ponencia como una enana. El docente es uno de los más peculiares que me he cruzado en mi larga carrera académica. Para muestra, un botón:

Profesor: Si mis alumnos llegan un minuto tarde, no les dejo entrar.
Alumna: ¿Usted nunca ha llegado tarde?
Profesor: En mis 28 años de docencia, nunca.
Alumna: ¿Y no se le podría hacer tarde algún día?
Profesor: Hombre, quizás se me hiciera tarde si se partiera el eje de la tierra.

No sé si el citado profesor ha notado que era la única que me descojonaba con sus sátiras, pero me ha lanzado una pregunta de ésas que de primeras parecen retóricas: "A ver, señorita, ¿usted cree que, en el ámbito académico, los sentimientos se pueden evaluar?". Claro que sí, le respondo. El hombre, totalmente descuadrado, me pide que argumente mi respuesta. Le he contado que en todos mis años de estudianta venía notando cuándo un compañero sentía pasión por determinada materia. Que conocía gente realmente enamorada de la literatura, la música o la química. Que no era raro que un estudiante tuviese un flechazo con alguna asignatura y que eso se podía apreciar. Ahora que estoy, aunque sea por un breve periodo de tiempo, al otro lado, sigo notando ese amor incondicional del alumno ante una determinada materia. Quizás si fuese profesora, no sería justo que diera medio punto más a quien se enamore de mi asignatura... pero ¿por qué no? Hay docentes que evalúan con una serie de parámetros que a mí me resultan ridículos.

El profesor, tras escuchar pacientemente mi alegato romántico, ha guardado unos segundos de silencio y ha proseguido con su ponencia: "bien, creo que van a abrir un instituto en las nubes, quizá alguno de ustedes quiera saber si ofertan plazas"... En fin, habrá que mirar por si sale alguna oposición para profesor sentimental.

domingo, 13 de enero de 2008

Entrada altamente encabronante

Nunca he entendido a la gente que disfruta su tiempo libre matando animales. Esto que suena un tanto duro, no es más que lo que vulgarmente se entiende como el arte de la caza. El tema al que me vengo a referir está vigente desde hace algunos años, pero yo me he enterado en los últimos días. Bendita sociedad de la información.

El caso es que los gobiernos de Noruega, Alaska e Islandia autorizaron la caza limitada de focas para no desestabilizar el ecosistema pesquero. Pero esto no es lo más sangrante. Las agencias de viajes, que están en todo, comenzaron a ofertar un paquete turístico vacacional en el que, con un recargo de unos cuantos dólares, el turista podía matar focas con sus propias manos.

Me he puesto a buscar información sobre el tema en Internet, pero hay tanta y tan poco concreta que no consigo recopilar algo coherente, por eso no os dejo enlaces. Del mismo modo, las informaciones no son muy recientes. En algunos foros más actuales aseguran que con todo el revuelo público del asunto, ahora no se oferta la matanza de focas públicamente, pero se sigue comercializando de estrangis.

¿Qué tipo de personas pueden sostener tan cruel mercado?, ¿qué tipo de persona paga por asesinar animales inocentes?, ¿qué tipo de persona se lucra con ello?, ¿qué tipo de persona lo consiente? Yo sigo teniendo fe en que el hombre no es malo por naturaleza, pero ante hechos como éste, no te queda más remedio que revisar tu calendario de creencias.

sábado, 12 de enero de 2008

Enamorada de la moda juvenil

No me iba a las rebajas más o menos desde que la mili se hacía con lanza. Pero hoy me ha dado por rememorar antiguas sensaciones. Eso sí, en mi horario de compra habitual que es de 1.30 a 3.30 de la tarde. Me puedo poner de lo más antisocial e incluso agresiva con las aglomeraciones de las tiendas. Y es que, nunca me ha gustado ir de compras y como cada vez aprecio más mi tiempo, cada vez lo detesto más.

Llego, no sin cierta dificultar, al mega centro comercial de turno. Observo a mi alrededor y me percato de que llevo, sin muy bien quererlo, el uniforme de rebajas: ropa cómoda, calzado plano, pelo recogido y bolso bandolera. Claro que algo me diferenciaba del resto de muchachas, me faltaba un apéndice sujetando mi mano derecha. (Llámese apéndice al novio aburrido y preguntando cada 3 minutos, "¿cuando nos vamos?").

Empiezo dando 200 vueltas a la espiral de comercios conglomerados en el centro comercial. Llego a la primera tienda y noto como mi talla no existe en ninguno de los artículos. Miento, sí que había una prenda que me podía ajustar: un suéter negro de manga corta. Qué suerte, como no tengo ninguno así... Tras otras 200 vueltas, voy a la tienda de bisutería a ver si el carísimo collar que vi antes de navidades estaba rebajado. Efectivamente estaba rebajado, un euro con treinta céntimos!!! Dios mío qué chollazo. Al final, me pruebo el collar que iluminaba la maravillosa cara de gilipollas que se me estaba quedando, y me lo llevo. Al menos me he ahorrado la importante cantidad de un euro con treinta céntimos... Otras 200 vueltas más tarde, llego a la zapatería. Veo la botas de mis sueños: cuero, correas y tachuelas, arggg. Miro las botas, ellas me miran, yo me enamoro, ellas me siguen mirando hasta que rompe la magia la dependienta. ¿Te saco tu número? Sigo mirando las botas y empiezo a explicarme: "no, si me gustan mucho, pero es que no sé si me gustan a secas o me gustan para mí, es que necesito unas botas y éstas me encantan pero no sé si llevármelas, porque claro, luegoconquételasponesporquelasvesmuybonicasyluegono te va con na da... Efectivamente, me había quedado hablando sola.

Al final he perdido 3 horas para comprar un suéter negro de manga corta para unir a mi magnífica colección y un collar que podría tener ya meses. Creo que iré de nuevo a las rebajas cuando se vuelva a hacer la mili con lanza.

viernes, 11 de enero de 2008

Malos tiempos para la lírica

Salíamos del reconocimiento médico, nunca mejor dicho, pues nos sonaba la cara del doctor y no sabíamos de qué. Él nos reconoció a nosotras y nosotras todavía estamos intentando reconocerle. Tras la consulta, perpetramos el ritual de tomarnos “un coca cola” en el bar más cercano y acompañarlo de una agradable charla. Tratamos los temas de siempre, nos comentamos sentires y pareceres, analizamos sucesos, hicimos un rato el gilipollas (que sino, no somos nosotras) y entonces me sorprendió con esta pregunta: ¿te has dado cuenta de que en un futuro no muy lejano, sólo tendremos relaciones esporádicas? La pregunta me sorprendió gratamente porque normalmente suelo ser yo la que plantea los interrogantes sociológicos. Entonces le pedí amablemente que desarrollara su hipótesis.

Mi querida interlocutora comenzó a relatarme cómo imaginaba las relaciones en el futuro. Ya no habrá parejas, me decía, será todo esporádico, sin estabilidad ni compromiso. Te irás a vivir con una persona y, cuando te canses, pues a otra casa con otra persona y así. Habrá mucha más infidelidad, pero ya no se verá como algo raro, sino como algo normal. Gobierne quien gobierne, el problema está en nosotros y no en las leyes. Al final nos vamos a quedar dando tumbos, no ya hasta los treinta y largos como ahora, sino toda la vida. Dentro de muy poco, los matrimonios como los de nuestros padres, serán una anécdota…

Entonces me limité a preguntarle, ¿y qué vamos a hacer los románticos? Me miró fijamente y se encogió de hombros. Tras la dura reflexión, nos quedamos un momento pensando y sin hablar. ¿No me vas a dar tu opinión?, reclamó mi interlocutora. Por una vez, le dije, prefiero no pensar.


miércoles, 9 de enero de 2008

Qué será, será

Bueno, esto sólo tiene gracia si lo hacéis vosotros también. Así que, si os apetece, tomaros un par de minutos y contestad a las preguntillas. La autora del blog y varios seres de ultratumba os quedarán muy agradecidos.

1. Si fuera un mes, sería: octubre o quizás noviembre.
2. Si fuera un animal, sería: un perro, me temo que de los que son carne de perrera.
3. Si fuera una canción, sería: ¿una sola? Mínimo un recopilatorio.
4. Si fuera una película, sería: mezcla entre Amelie y Briget Jones.
5. Si fuera un olor, sería: el del asfalto mojado después de la lluvia.
6. Si fuera un sabor, sería: siempre agridulce.
7. Si fuera un dibujo animado, sería: bueno, venga, va, la Heidy.
8. Si fuera un número, sería: uno par.
9. Si fuera un libro, sería: cualquiera de Kafka.
10. Si fuera un color, sería: el negro.
11. Si fuera una ciudad, sería: Murcia.
12. Si fuera un idioma, sería: el esperanto.

martes, 8 de enero de 2008

Abertxalismo murciano

Ahí va una oda al Panocho de parte de una chirigota de los carnavales de Molina de Segura.


lunes, 7 de enero de 2008

Habitantes de la casa


Cuando vivía en La Mancha, mi casa era tan antigua que pertenecía al patrimonio histórico. De hecho, una vez se levantó una baldosa y en lugar de llamar a un albañil, tuve que ponerme en contacto con un arqueólogo. La vivienda era propiedad de la empresa, así que el precio del alquiler era ridículo o más bien, ajustado al precario sueldo del profesional de la información. Nada más llegar, investigué sobre mi casa y descubrí que en ella durmió siglos atrás Santa Teresa de Jesús. Visto el plano antiguo y estableciendo las correspondencias, la religiosa pernoctó en mi habitación, pero ése no es el asunto.

Parece ser que la vivienda perteneció a una mujer llamada Alfonsa que nació, vivió y murió allí. Todo el que pasó por esa casa, afirmaba que Alfonsa aún no se había marchado, pero yo siempre he creído que el poder de la sugestión hace milagros. Lo cierto es que aquella morada era de lo más siniestra. Estructura antigua, muebles de anticuario, cuadros de señores que quizás alguien conoció alguna vez, un sótano al que nadie se atrevió a bajar nunca… pero para mí no era más que una casa vieja.

El caso es que, cuando mi compañero de piso se marchó a su cornisa cantábrica natal a trabajar, me advirtió de que no hiciera caso a lo que me decían los que por allí habían pasado, que en esa casa no ocurría nada. Cuando regresé a Murcia, intercambiamos opiniones y vivencias y sólo entonces reconoció haberme mentido.

En mis largos meses de estancia notaba cosas, pero siempre me vencía la razón. Relacionaba leyes físicas a veces inexistentes con los sucesos, quizás para no volverme loca. Pero ocurrieron hechos que mi raciocinio jamás pudo ni podrá explicar. Cuando volvía a Murcia algún fin de semana, mi madre siempre me daba flores para alegrar mi vivienda. Lamentablemente, ninguna de esas flores llegó a decorar el salón pues en un par de horas se secaban y morían. De todo lo que viví entre esas cuatro paredes, puedo destacar la mañana que estaba durmiendo con puertas y ventanas cerradas y se abrieron las tres puertas del armario de golpe. Únicamente me asuste un poquillo cuando la gramola del siglo XIX, que adornaba el pasillo, comenzó a sonar sin tener ni disco ni un cable para recibir corriente de ningún sitio.

A veces se me ponían un poco los pelillos de punta, pero no tenía a dónde ir, así que terminé por asumir que tendría que compartir piso con Alfonsa. Qué queréis que os diga, al menos no dejaba pelos en la bañera. Muy pocos conocidos visitaron esa casa mientras vivía allí. Y los que lo hicieron, me decían siempre lo mismo: “deberías irte de aquí o al menos, llamar a Íker Jiménez”.

viernes, 4 de enero de 2008

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Hace ahora 18 años que dejé de creer en vosotros. Fue justo el día que apareció en mi casa el señor repartidor de El Corte Inglés y yo tuve que buscar a mi mamá para que le firmara el "pedido de los juguetes". Maldito desalmado descontento con su profesión... Pero no estoy frustrada por aquello, todavía me queda el consuelo de saber que Don Felipe de Borbón descubrió mucho antes que yo que los reyes eran los padres.

Recuerdo las cartas que os mandaba de cría. Yo era la única gilipollas de la clase que pedía paz en el mundo en lugar de la barbie y al final, siempre me traíais la barbie con una nota anexa que decía: "es que lo de la paz en el mundo es muy difícil". Entonces me di cuenta de que vosotros teníais mucho más a mano los juguetes que las cosas que realmente me importaban. Así que supuse, a tan tierna edad, que lo de magos era por llegar a todas las casas de España en una sola noche, más que por cualquier otra cosa.

Ha llovido mucho, y mira que en Murcia no llueve, pero este año me propongo volver a escribiros la carta como cuando era cría. Y al igual que entonces, no quiero absolutamente nada material. En primer lugar, quiero mucha salud para mí y para los que me rodean. Y haced el favor de estiraros que sabéis que hay unas cuantas personas muy cercanas, especialmente una, a las que les hace falta de verdad. También quiero que me traigáis mucha fuerza y paciencia para poder soportar los palos de la vida sin venirme abajo y un poquito de optimismo para poder ver el vaso medio lleno, aunque sólo sea de vez en cuando. El resto de cosas, ya me las curro yo solita.

También me gustaría que le traigáis algo a todas las personas a las que quiero. Vosotros ya sabéis tan bien como yo qué es lo que más necesita cada uno, así que os pido que empecéis a sacar de esas bolsas de terciopelo rojo salud, amor, dinero, felicidad, suerte, estabilidad, tranquilidad, un buen curro, una vivienda digna y todo lo bueno que se merecen los míos.

A ver si este año os ponéis las pilas y me demostráis que sois magos de una puñetera vez.

PD: en vez de leche, os dejo el Chivas de la cesta de navidad del curro, que no sé que coño hacer con él. Besisss Reyes Magos!!

miércoles, 2 de enero de 2008

Fantasmas en Murcia

Antes de nada, quiero agradecer a Fabi que me haya pasado tan interesante artículo vía e-mail. Qué apañao que es este muchacho, está en todo (más besis, chatín). El diario 20 minutos informa sobre la publicación de un libro de Benjamín Amo. En el manuscrito, el escritor recoge 15 leyendas de fantasmas en Murcia. Antes de comentar tres de ellas (si os interesa el tema, pinchad el enlacillo), he de comprometerme con que algún día contaré mis vivencias personales con fantasmas que por cierto, se localizan durante mi estancia en la Mancha manchega.

Volviendo a la huerta del Segura, el escritor destaca que la leyenda más importante es la que gira entorno al teatro Romea. Parece ser que para la construcción de tan insigne monumento, les fueron expropiadas las tierras a los monjes dominicos. Los religiosos vaticinaron tres incendios en el lugar y por el momento, se han producido dos. Algún día investigaré este tema a fondo, pero creo que los incendios coinciden con las dos finales del concurso "Veo Veo" que acogió el citado teatro. Para qué nos vamos a engañar... todos sospechamos que Teresa Rabal está poseída.

Otra leyenda que cabe destacar es la del palacio de los Saavedra, que estaba situado en la Plaza de Santa Eulalia. Parece ser que uno de los hermanos Saavedra liquidó allí a su esposa por haberle sido infiel y, aseguran, el fantasma de la dama se aparece en los tejados entre terribles lamentos. Lo bueno que tiene ser fantasma en esta zona es que, como está rodeada de bares, pues pasas más desapercibido. A ver cómo distingues el lamento fantasmal de los lamentos etílicos de los "espíritus" trasnochados del lugar. Aún así, pienso fijarme más la próxima vez que pase por allí a ver si sale también el espíritu de Saavedra y podemos cantarle eso de: "el venao, el venao".

También me ha llamado la atención la leyenda de los lamentos que se escuchan en la biblioteca de Alcantarilla al caer la media noche. Parece ser que durante el siglo XVIII, estuvo ubicada en el mismo lugar la sede de la Santa Inquisición. Por todos es sabido que en Alcantarilla se produjo la quema de brujas más salvaje de la Región en aquel siglo, pero aún a riesgo de ser desconfiada, juraría que los lamentos provienen de los opositores que se están estudiando el temario más o menos desde aquel siglo y todavía andan sin plaza.

Echo de menos algunas leyendas que pululan en lugares como Lorca, Bullas o Cehegín, pero después de esto, no se puede decir que en Murcia no hay fantasmas.

martes, 1 de enero de 2008

Un negocio de muerte

No me resisto a comentar algo acerca de una noticia que hoy he visto en el telediario. Parece ser que en Alemania han creado un canal de televisión, Etos TV, cuya temática integral es la muerte. En un principio, tendrá una emisión de 6 horas y está destinada a hacer una especie de esquelas audiovisuales. Por el módico precio de 2.000 euros, las familias que lo deseen, podrán encargar una elegía televisiva de dos minutos en memoria de su difunto.

Los vídeos-esquela engloban una pequeña historia sobre la vida del ausente, así como imágenes del nicho o panteón, su esquela y demás detalles macabros. En una entrevista a Televisión Española, el creador de tan curioso canal apostaba por ampliar su franquicia al mercado de la radiodifusión española. Teniendo en cuenta que hay gente que compra el periódico sólo para ver las esquelas, no creo que el negocio le vaya mal por aquí. Aunque no sé si el público patrio estaría preparado para tales documentos televisivos.

Aunque en este canal, no todo son esquelas. También comentaba el padre de la criatura en la citada entrevista, que se habían percatado de que había mucha gente a la que le gustaba deambular por los cementerios con el fin de encontrar paz y relajarse. Por este motivo, también se incluiría en la programación un tour por los campos santos del país. No especifican si sería tipo reportaje o con cámaras en vivo para crear el "Gran Cementerio". Por último, afirmaba el director de Etos TV que si la cosa marchaba bien, más adelante aumentarían las horas de programación con otro tipo de contenidos que no ha especificado.

Habrá gente en contra y a favor de los servicios de este peculiar canal de televisión. Espero que no se me tilde de sórdida por lo que voy a decir, pero lo único que saco en claro es que cada vez la muerte es un negocio más rentable.