lunes, 23 de marzo de 2009

Pórtate bien

Deambulaba de buena mañana entre los pasillos de una gran superficie. Normalmente, suelo caminar con una dosis considerable de empanadilla mental, por lo que, si un rinoceronte blanco me retara para llevarse la última bolsa de tomates en oferta, ni me daría cuenta. El caso es que hoy me han bajado de la nube, y no ha sido un animal salvaje de considerables dimensiones, sino una niña pequeña. La menor, en un palpable estado nervioso, se ha enredado con mi cesta de compra y me ha hecho despertar de mi satisfactoria evasión.

Casi de inmediato, la madre de la chiquilla emite una disculpa por la travesura infantil. Con una amplia sonrisa, le quito importancia al asunto. Lo que jamás le podré perdonar a esa señora, aunque ella nunca lo sepa, es lo que le ha dicho a su niña después del incidente: "Pórtate bien y te compraré cosas bonitas".

Queridos padres, madres y tutores legales del mundo. No es que me considere yo apta para la pedagogía, ni muchísimo menos, pero creo que si educan a sus hijos bajo la premisa: esfuérzate y trabaja duro que a cambio te lloverán objetos materiales, les esperará un futuro un tanto complejo. Siempre he pensado que educar a un hijo es más difícil que pintar litografías con los dedos meñiques de los pies, pero hay que tener, al menos, conciencia de ciertas cosas, pues hay palabras que marcan personalidades. Sólo eso.

miércoles, 4 de marzo de 2009

La sonrisa del día

Fin de semana horrible. El inicio del lunes augura unos siete días no menos alentadores. Acabo de empezar y ya estoy cansada. Alguien me recuerda que, en mi caso, vida y mierda son sinónimos. La jornada termina y ruego a la melancolía que me deje respirar al menos unos minutos. Y justo cuando voy a hacer mi angustioso examen de conciencia involuntario... Vienen ellos y me arrancan la única sonrisa del día. No sé cómo lo hacéis, pero gracias.