viernes, 28 de marzo de 2008

Ley de la Memoria Histórica

“Tía qué fuerte, es universitario”, le decía a sus amigas en el recreo del instituto. Ella tenía 16 años. Él tenía 22. Lo curioso es que apenas podían verse. Él estudiaba en una ciudad lejana y los fines de semana, ella tenía que estar en casa cuando él decidía salir. Aún así, a veces él se marchaba antes de casa para verla un rato. La otra mitad de las veces, ella era recluida el fin de semana siguiente por llegar tarde a casa, así que lo veía menos si cabe. No tenían que quedar, pues siempre se encontraban en el mismo bar de la ciudad y a la misma hora. El acuerdo era perfecto porque antes sólo se podía llamar a casa y nada más pensar quién podía descolgar el teléfono, ya resultaba incómodo.

A ella le bastaban los minutos que compartían cada 2 fines de semana para sentirse feliz. Él se deshacía en detalles con aquella niña que se llenaba la cara de purpurina. Aún hoy, ella no sabe muy bien por qué ese chico se empeñó en hacerla feliz y está segura de que él tampoco sabría responder. La noche era larga y para él comenzaba cuando ella, con el alma quebrada en dos al pensar qué haría su romeo en su ausencia, cerraba la puerta del bar de las sonrisas para marcharse a casa, camino de su nuevo castigo. Aún recuerda el día en que él apareció con una preciosa chica rubia. Se la presentó educadamente y ella se quería morir. Ambas comenzaron a hablar sobre él y se medían en un pulso por alabar las excelencias del muchacho. La tragedia concluyó cuando la chica de los cabellos dorados exclamó que su hermano era un sol.

Y aquello siguió como siguen las películas de incierto final: ni para alante ni para atrás. Claro que ella era feliz interpretando el papel del guión que le habían dado. No se sabe cómo ni por qué, pero el tiempo los fue distanciando y ya apenas se veían. Sólo fugaces encontronazos nocturnos y creo que un par de veces se cruzaron por la calle. Cosas que pasan. Luego él desapareció del mapa, luego ella, luego él de nuevo, y así fueron pasando los años.

El otro día, ella se volvió a cruzar con él en un bar. Por un instante recordó cómo amaba cuando aún no tenía podrido el corazón. Y le invadió tanta esperanza que se apresuró a abrazarlo de nuevo, quizá con la vaga ilusión de volver a sentirse, aunque fuese por un segundo, como cuando vivía en el país del algodón. Pero él no la recordaba. Tuvo que notar la desilusión en su cara, esta vez sin purpurina, porque comenzó a divagar y a sentirse incómodo. Hasta que algo después, y sin ayuda de ella, que de repente había enmudecido, recordó quién era la, ya mujer, que tenía delante. Entonces mantuvieron una conversación un tanto por compromiso y él le presentó a una preciosa chica rubia, que en esta ocasión exclamó que su marido era un sol.

Volvió al rincón más oscuro de aquel oscuro bar y notó como su corazón se secaba un poquito más. En el fondo se alegraba por él y en el fondo sabía que no podía culparlo de no recordarla. La explicación no se encontraba en los años transcurridos, sino en que para ella fue su primer casi todo y para él sólo fue un juego de juventud. Entonces miró a la barra del bar y leyó en un periódico que el gobierno había aprobado la ley de la memoria histórica. Y en uno de sus absurdos pensamientos, acertó a señalar que ella también quería una ley similar; una ley que impidiera que todas las personas que habían sido importantes para ella, la olvidaran.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace poco ví una película un poco ñoña, pero cuyo principio me encantó. La protagonista decía que las películas siempre hablaban de las historias de amor como algo perfecto, pero que existían otras historias de no-amor de las que todo el mundo se olvidaba: aquellas en las que uno no es correspondido. La chica explicaba que te puedes pasar la vida pensando en una persona, o simplemente recordándola, mientras que él quizás te recuerde, pero como una anécdota en su amplia vida.

Y es que los sentimientos son la cosa más compleja del mundo, ¿no sería mucho más sencillo que estuvieramos mecanizados?

Nuevo Ícaro dijo...

Me ha encantado este texto, pero creo que la memoria es como la gente a la que pertenece, egoísta en algunos casos y cruel en otros.
Un abrazo, ah y el encuentro valió la
pena ya que esos maravillosos recuerdos de tiempos mejores siempre son un bálsamo aunque se seque rápido

Border dijo...

Cuanto hay de real en la historia?
La memoria nunca olvida, solo que a veces no nos hace recordar ciertas cosas que es distinto.
Buen fin de semana para vos.

P.d.: solo me desdoble, me decian que era demasiado persona para un solo blog.

AleLo dijo...

Me gustooooo muchiiisimo, cuanto de verosimilitud en tu historia... el recuerdo cambia con el tiempo, con los años, con los actores... el problema es que no cambia al mismo tiempo para todas las personas...

Anónimo dijo...

Apenas recuerdo lo que era amar sin tener el corazón podrido. Las malas experiencias siempre quedan, cuando termina una relación siempre es un fracaso personal.
Pd: he entrado ya varias veces en tu blog, me dijiste que me sintiera cómoda en tu casa, ahora la visito con frecuencia.
Gracias
Arianrhod.

Luna dijo...

La memoria es la historia de cada uno. En ella escribimos y borramos lo que queremos, lo que nos cala dentro, lo que de verdad importa para formarnos y constituirnos como personas.
En mi memoria se han borrado muchas personas y momentos que me hicieron infeliz, que no me aportaron nada, aunque siempre que me propongo lo recuerdo (por desgracia). Y eso también me ha hecho madurar, crecer y volver a equivocarme, pero ahora sabiendo lo que hago.
Echaba de menos volver por aquí...
Un abrazo enorme!!!

ed.expunctor dijo...

Memoria intrahistórica.

Más que absurdo, su último pensamiento fue arrebatado, desesperado, pero no estaría mal una ley en sentido contrario: que obligue a todas las personas que no han significado nada para alguien a olvidarlo.

Bah, da igual. Ni siquiera recordamos a los más importantes. A veces nos acordamos de gente que sólo ha estado de paso o de gente que ha dañado... No hay que olvidar, sólo poner cada recuerdo en su sitio. A los malos, en la indiferencia; a los buenos, marcando la diferencia; y a los indiferentes... ¿dónde ponemos a los indiferentes?

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"Basta que alguien me piense para ser un recuerdo". Oliverio Girondo.

Miguel Molina dijo...

Bonita historia. Supongo que para todos menos para la chica.

En fin, si él no la recordaba quizás no debería darle tanta importancia. Es posible que él no valiera tanto la pena.

Nos vemos

Anónimo dijo...

Gracias por la historia, me ha encantado!

Border dijo...

Hechar flit es decir algo asi como que la hecho sin pena ni gloria, algo asi como sacarsela de encima enseguida.
Beso grande.

Thedarksunrise dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios :)

Querida Verónika: demasiado complejos diría yo. Es injusto cómo a veces puedes incluso recordar más a quien menos te quiso.

Querido Nuevo Ícaro: Gracias. Es una buena teoría esa de que la memoria va con la personalidad. El bálsamo es demasiado dulce como para conformarte con tan poco.

Querido Border: gracias por las aclaraciones :) Yo creo que a la memoria no se le olvida de recordarnos las cosas importantes.

Querida Alelo: Gracias :) Eso de los cambios a distinto ritmo es un problema importante para la mayoría de las relaciones.

Querida Arianrhod: muchas gracias por tus visitas. Me agrada mucho que te sientas cómoda en esta nuestra comunidad xDDD Las malas experiencias siempre quedan, lo importante es utilizarlas para aprender.

Querida Luna: estoy contigo ya no es que uno borre, simplemente selecciona y lo de las últimas filas apenas se ve. Como siempre, encantada de recibir tu visita.

Querido Ed.: a los indiferentes podríamos colocarlos en función de la cantidad de los buenos y los malos. Coincido contigo en que su pensamiento fue desesperado, aunque también un poco absurdo.

Querido Miguel: Gracias. Quizás él no mereciera la pena, pero hasta que ella se dio cuenta, desperdició muchos recuerdos y sonrisas.

Querido Satirablanca: Gracias :)

Besisss a todossss

Angélica dijo...

Qué bonito... Pensé que ibas a hablar de la dichosa ley de memoria histórica y he pensado "qué pereza"!! jaja pero me ha sorprendido este precioso relato. Al final, lo que hace crecer a las personas es la propia experiencia y seguro que ella sacó buenas conclusiones de todo esto. Pobre... qué malo es amar y no ser correspondido como una quiere serlo

Besos!

BK dijo...

Pues hay que darle vitaminas a ese corazón para que vuelva a enamorarse.

Ana dijo...

Muy bonita la historia,pena que no termine como en los cuentos de princesas......." se casaron y fueron muy felizes "

Besitos

ecgeson dijo...

Agridulce y preciosa historia.

1.- Es seguro: La tristeza tiene un poso de belleza. Quizás porque es más auténtica.

2.- Es probable: Cuando se tienen 16 entregas tu corazón en todas las empresas. Por eso, casi cualquier primera cosa es tu primer casi todo.

3.- Es posible que una ley del recuerdo fuera tan injusta como el propio olvido.

4.- Es imposible volver atrás. Por eso es mejor soñar con el futuro, aún lo podemos moldear.

Por último:
"No hay nada más bello que lo que nunca he tenido. Nada más amado que lo que perdí"

Anónimo dijo...

Si pudiésemos saber hasta que punto podemos hacer felices o infelices a las personas con las que interactuamos, seguramente se extremarían las conductas...no crees? a aquel que haces feliz, intentarías hacerlo más si cabe, y a aquellos que haces infeliz, seguramente también los harías cada día mas infelices de forma inintencionada...

mejplico?

Besi!

Thedarksunrise dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios :)

Querida Amayya: gracias guapa. Me alegro de verte por los cibermundo de nuevo :) Yo también estoy segura de que ella aprendió cosas con ese desengaño.

Querida Veca: vitaminas y apiserum para mantener las cosas buenas en la memoria :)

Querida Ana: gracias. Ojalá todas historias fueran cuentos de hadas, pero es que las hadas se pueden estresar, ainss :)

Querido Ecgeson: gracias. Puede que esa sea otra clave, la tierna edad de ella. Con esa edad se vive todo más intensamente :)

Querido anónimo de mi corasón: tejplicas perfectamente :)tienes razón, es difícil saber si estamos haciendo daño a todas las personas que conocemos, aunque ya no tengamos relación. Puede que ella lo entienda y, aún así, le siga doliendo.

Gracias de nuevo. Besis a todossss

Still infatuation junkie dijo...

Una historia de lo más linda... me parece que incluso para la protagonista. Le diste tanto: el protagónico, nuestra simpatía, tú tiempo y la posibilidad de hacer de esa ley algo cercano.

Gracias por tenerme a mi dentro de tu memoria.

Besis!!

Thedarksunrise dijo...

Muchas gracias por tu comentario. Puede que para la protagonista fuese lindo en tanto que aprendió una lección, pero en ese momento se sintió bastante mal. Muchos besis wapa!! Gracias por volver :)