martes, 18 de marzo de 2008

El ataque de los clones

Mi querida María volvía a llegar tarde. No sé cómo, después de tantos años, sigo sin escarmentar y continúo siendo tan puntual como el primer día. La suerte es que habíamos quedado en un sitio céntrico donde pasa uno, pasa otro, y la mayoría del tiempo de espera se invierte en saludar gente.

Y allí estaba yo esperando cuando, entre saludo y saludo, se arremolinan a mi lado tres jovenzuelas de unos 14 años. En lo primero que me fijé fue en que una de ellas lloraba desconsoladamente mientras, entre sollozos intentaba contar algo a sus amigas. Desde el primer momento era consciente de lo feo que resulta cotillear conversaciones ajenas, pero no pude evitarlo. Miré fijamente la escena y afiné el oído para intentar averiguar por qué lloraba esa chiquilla.

- Jo, tía, es que es muy fuerte.
- Pero, ¿qué ha pasado?
- ¿Que qué ha pasado? No me digas que no te has dado cuenta.
- Darme cuenta de qué, tía.
- Pues que Sergio no me ha mirado en toda la tarde, tía…

Me distraje unos segundos de la conversación para fijarme en aquellas tres muchachas. Eran exactamente iguales. Tenían la misma talla y estatura, el mismo color y corte de pelo y además, lucían el mismo peinado: flequillo enganchado con una horquilla a modo de tupé. Las tres lucían pantalón vaquero de la misma marca, botas negras por encima del pantalón y camisas negras con una chaqueta de lana blanca encima. Se diferenciaban ligeramente por los complementos, pues cada una de ellas llevaba pendientes, collares y pulseras de distinto color. Aún así, el parecido era realmente sorprendente. Tras analizar las similitudes, volví a prestar atención a la conversación.

- Tía, estoy toda la tarde lanzándole indirectas y nada.
- Jo, pues ni me había dado cuenta. Pero no llores más, tía.
- Además, ha estado toda la tarde mirándote a ti.
- Qué dices tía, eso no es verdad
- Qué sí, que yo creo que le gustas tú.

En ese momento me sentí tentada a dirigirme a la chiquilla que tanto lloraba. Le hubiese dicho que no tenía de qué preocuparse, que seguro que al tal Sergio le gustaba ella, pero que debería darle un tiempo para poder distinguirla de sus dos amigas; los adolescentes son lentos de reflejos y ellas no se lo estaban poniendo fácil. Al final me callé porque pensé que quizás a Sergio no le gustase ninguna. Puede que en el fondo fuese un chico sensato y buscara para compartir sus momentos a alguien con un poquito de personalidad.

10 comentarios:

AleLo dijo...

Dificil esa época en la que nos parecíamos a todos tratando de ser diferentes... nosotros eramos iguales a ellas ??... hace tanto que ya ni me acuerdo... pero estoy segura que el pobre Sergio, nunca notó las similitudes.

Border dijo...

Sergio habra estado toda la reunion tratando de saber cual era la chica que no se vestia igual, una situacion parecida a "donde esta Wally".
Generalmente cuando me cruzo con este tipo de adolescentes trato de no reirme en la cara pero se me hace muy dificil.
Sergio bien por ti, eso impica que te gustan las damas que no son como esas lapiceras de colegio, todas son iguales.

Beso muy grande y buenas pascuas para ti.

Anónimo dijo...

Sergio seguro que no se ha enterado de nada, quizá porque vive en mundo lleno de autómatas clónicos... ¿pero es que estas pobres criaturas todavía no se han dado cuenta que los tíos piensan de otra manera?. Y lo que les queda!! Somos demasiado dramáticas!!!! Si no funciona con Sergio, prueba con Álex (todos los que conozco están buenísimos ;)
Un besito, guapa

BK dijo...

Hay que dejarles darse cuenta de esas cosas por si mismos, es una edad muy dificil (mi sobrino tiene 13, cumple 14 en julio, asi que ni te cuento)

Anónimo dijo...

No name, si algunas ya pasados los veinte largos no nos enteramos del todo del mecanismo masculino, ¿Cómo se van a enterar unas crias de catorce años?!!

Jaja! Que buena la entrada, me recuerda a una situación parecida hace poco en el vestuario de la piscina:

- Es que eres una mentirosa, no te vas a venir con nosotras más, tía.

- Pero, ¿Por qué?

- Porque dijiste que te habias enrrollado con uno de 18 y es mentira!

- Que no tia, que es verdad, que me dió dos picos y un beso en el cuello

¿? No comment.

Eso sí, yo me reí lo que no está escrito, y en el fondo me acordé de aquellos maravillosos años en los que yo también iba al instituto.

MentesSueltas dijo...

Hermosa y reflexiva historia... casi universal.

Te abrazo.

MentesSueltas

Anónimo dijo...

Creo que con 14 años, un tio lo que quiere es llegar lo más cerca posible al sexo...bueno, eso en mis tiempos, porque ahora lo mismo una de 14 te la deja como el dedo de E.T. de 2 meneos, quien sabe como anda el tema a éstas alturas !!!

En fin, que por mucho que cambie la sociedad, las preocupaciones basicas seguirán siendo las mismas, aunque disfrazadas de colores más chillones.

Besi !

Thedarksunrise dijo...

Muchas gracias a todos por los comentarios :)

Ahora me quedo con la duda de qué le pasaría al tal Sergio por la cabeza xDDDD

A mí con esa edad me pasaba al revés. Siempre quería ser igual que mis amigas, pero nunca lo conseguí.

Besisss a todossss

Unknown dijo...

Ciertamente yo no habría elegido a ninguna de las tres.La personalidad es algo que valoro muchísimo,y además de eso,muchas veces busco en la gente rareza,y razones para admirarla.

Tengo yo la suerte de que ni hay moda que quiera yo seguir mucho tiempo,ni totalmente...ni hay gente que siga el
paso a mis excentricidades,XD.

Un saludo!.

Thedarksunrise dijo...

Querido Arol: totalmente de acuerdo contigo... pero en todo!! Besisss