lunes, 3 de junio de 2013

Algo romántico

Poner candados en los puentes era hasta hace bien poco vandalismo. De un tiempo a esta parte es algo romántico. Las parejas compran un candado, le inscriben su nombre y lo anclan a algún puente. Esto viene a simbolizar el amor eterno, la férrea unión sentimental y lo que cada uno quiera. Al respecto, sólo tengo que decir que, a veces, la línea que divide el romanticismo de la tontuna es demasiado sutil. El tema de los candados es de traca, porque ya hay ciudades que están persiguiendo tan romántica acción, ya que las barandillas o los pilares de los puentes no pueden aguantar el peso de los candados y existe peligro de derrumbe. 

El llamado romanticismo no se escapa de ser otra construcción social. Las flores, los bombones, los pétalos de rosas… cosas que deben parecernos románticas sólo porque se ha acordado así. Pero si algo caracteriza a nuestra sociedad actual es el hiperindividualismo y, aunque nos "obliguen" seguir la norma, a algunas personas no nos encaja el estándar. Así, la mayoría de las mujeres considerarán románticas estas formas tradicionales establecidas y perpetuadas en la cultura mediante películas, libros, canciones, cuadros y demás manifestaciones. Otras, en cambio, necesitamos que el romanticismo se amolde más a nuestros gustos y preferencias personales. Así que si usted, querido lector, ha llegado aquí buscando algo romántico para sorprender a su pareja, lo mejor será que examine sus aficiones y parta de ahí. Ojo, los perfiles de Facebook siempre ayudan.

A mí, personalmente me encanta la astronomía y, por tanto, una velada romántica se puede parecer mucho a una cena en la playa o en el campo para ver estrellas, constelaciones, planetas o lo que se mueva ese día por el universo. Pero claro, este es un caso concreto. Y aunque la personalización tenga sus riesgos, porque si no se acierta se puede meter la pata muy mucho, ese esfuerzo es siempre más de agradecer que el del romanticismo estándar.



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