viernes, 8 de agosto de 2008

La lección del autobús

Esperaba el autobús para ir a la universidad como cada día. Pese a que las agujas del reloj se acercaban tímidamente a señalar las 8 y las 12, ya tenía los ojos bien abiertos. Aún así le invadía esa extraña sensación de estar rodeada de gente que apenas podía sentir. Hizo un esfuerzo e intentó reconocer, entre las personas que esperaban el transporte público, alguna cara conocida con la que poder charlar, pero no tuvo suerte. El esfuerzo se repitió con el mismo resultado, pero esta vez dentro del autobús. Le daba la impresión de que ese día había decidido llegar a clase demasiado temprano, pues no viajaba con ella ni un solo estudiante.

Tomo asiento y sacó el libro que llevaba entre manos. De pronto, escuchó una voz que le preguntaba algo sobre las páginas de la novela. No tuvo más remedio que apartar su vista de las líneas y fijarse en la persona que tenía en el asiento de enfrente. Era un chico, más o menos de su edad. El contraste entre ellos era sobresaliente. Ella tenía una larga y negra melena rizada, tez pálida, ojos oscuros y vestía de negro de la cabeza a los pies. Él tenía el cabello corto y rubio, piel tostada, ojos azules y vestía de blanco inmaculado de la cabeza a los pies. Lo curioso fue que aquel chico estaba leyendo el mismo libro que ella, de la misma editorial y edición. -Digo que qué página llevas-, repetía quizá por tercera vez, dado el tono de su voz. Ella dejó de examinarlo y, un poco cortada, sólo contestó un número. El muchacho sonrió mientras giraba su libro, abierto justo por la página que ella acababa de mencionar. Comenzaron a intercambiar sus impresiones sobre aquella novela, charlaron sobre los personajes y el trasfondo, rieron e incluso vaticinaron un final y se prometieron que, al terminar las páginas, recordarían el desenlace que propuso el otro.

De pronto él se sobresaltó. Se había pasado dos paradas con la charla y ahora tendría que caminar hacia atrás para llegar a su destino. Ella se sintió mal por ser la causante de su despiste, pero pensó que, en su lugar, no sólo le habría pasado lo mismo, sino que quizá hubiese llegado hasta el final del trayecto. Aún con las prisas, el chico se detuvo a susurrar al oído de la chica: - Fíjate en lo distintos que somos- le dijo- pero hemos encontrado algo que nos ha unido y nos ha hecho especiales el uno para el otro. No dejes de buscar ese algo que te una a todo lo que te rodea. Aunque superficialmente creas que no hay nada, todos estamos conectados por un pequeño vínculo.- Arrastró sus labios hasta la frente de la chica y le dio un dulce beso antes de bajar del autobús.

Las puertas se cerraron y sólo entonces se dio cuenta de que todos los viajeros la miraban con cara de póker. Sólo entonces pudo tomar conciencia de lo que había pasado. Sólo entonces pudo analizar con detenimiento. Y sólo entonces comprendió que, a veces, los desconocidos pueden dar grandes lecciones.

11 comentarios:

Ego dijo...

Cuando leo lecciones como la presente incluso puedo justificar el mantener contacto con humanas encontradas en BUP y que se parecen a mí lo mismito que una trucha a un paracaídas.
Esos zagales del autobús eran el Ying y el Yang. ¿Por qué no se dieron cuenta?
Un besi grande, de aquí a... ¿Barcelona?

Anónimo dijo...

Un desconocido muchas veces puede ser más cercano que alguien a quien conocer de siempre, o creias conocer hasta el límite. Y lo mejor es que ese desconocido no da una lección a la chica, sólo un consejo, y los consejos son mucho mejor recibidos que las lecciones ya que a nadie le gusta que le digan lo que debe hacer...

Me alegra "leerte" de vuelta :)

Jose Manuel Real dijo...

La conexión, la chispa, la química...

Hoy he vuelto a perderlo todo. Hoy vuelvo a echar de menos esa chispa, esa conexión. Vuelvo a quedarme solo, añorando sentir lo que cuentas con tanto mimo. Echo de menos la sensación de que te guste alguien, la sensación que se tiene a los 15 años...

Gracias por volver. Contigo esto es menos oscuro. Caminar se hace menos difícil.

Nuevo Ícaro dijo...

Tu regreso es un motivo de gran alegria. Y más aún con un fántastico relato que pone de manifiesto, lo que yahabías mostrado antes, que de un desconocido se puede aprender mucho.
Gracias Dark.

Anónimo dijo...

Me alegra tu vuelta.
Siempre es agradable leerte.
Hace tiempo que no me siento conectada a nadie ni ganas de buscarlo me las quitaron.
Arianrhod

Thedarksunrise dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios :) Es un lujo volver después de tanto tiempo y contar con vuestras palabras de cariño, ains.

Querida Ego: Una trucha y un paracaídas pueden tener parecido, según se mire. Recuerda nuestras discordancias con el concepto, entre otros, de normalidad. El besi lo menos hasta Alemania.

Querida Verónika: lo primero y principal... FELICIDADES!! Que sepas que te quiero un montón, que siento que este no haya sido un cumpleaños feliz y que este fin de semana voy a Lorca a plantarte un mega abrazo!!! Yo siempre he pensado que uno no termina de conocer del todo a las personas. Los más conocidos pueden llegar a ser desconocidos cuando menos te lo esperas.

Querido Blackheart: Gracias a ti por estar ahí, bonico!!! Espero que los efectos del huracán pasen lo antes posible. Yo creo que uno nunca se vuelve a enamorar como cuando tenía 15 años, pero sí de un modo distinto, ni mejor ni peor. Anímate que todo llega, y un día no se irá. Tu coyote espacial ha vuelto ;)

Querido Nuevo Ícaro: Gracias a ti por estar también ahí. Vi que me acompañaste en el destierro durante unas semanas, pero el limbo es tan amplio que no creo que nos cruzásemos. Yo también me alegro de que hayas vuelto y de que hacienda ya no te persiga. Eres un desconocido estupendo, aunque no tomemos el mismo autobús.

Querida Arianrhod: gracias por pasarte por aquí una vez más, y esta vez especialmente porque ha pasado mucho tiempo. Las ganas, como te las quitan, te las ponen, no dejes que te venza la apatía.

Besissss a todossss

Anónimo dijo...

GRACIAS :)

Luna dijo...

Llevo un rato pensando qué contestar a tu texto, pero creo que no puedo decir nada, sólo gracias.
Gracias porque has vuelto, porque te puedo volver a leer, porque puedo sentirme (como esos dos)unida a algo, a alguien. Gracias.

Anónimo dijo...

Olé mi niña que ha vuelto!! y de que manera !!!

si supieras lo que me gusta hablar con extraños...es de lo más interesante que se puede hacer, conocer gente nueva, conversar con extraños...me encantaaaaaaan estas historias!!

Se despide quedando a tus pieses con un superbesi de la muerte sideral.

El de la Tele.

Thedarksunrise dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios y cálidas palabras.

Querida Verónika: Gracias siempre a ti, muchachica.

Querida Luna: Gracias por volver por estos lares y gracias por tus palabras :)

Querido anónimo de donde la tele: El lunes seré yo quien le cuente a varios desconocidos que conozco al afortunado ganador de todos los millones de euros del sorteo. Un superbesi cósmico para ti :)

Pekeño dijo...

Siempre teniendo tanto miedo a lo desconocido, cuando lo desconocido es lo mas interesante... Magnífica lección, milady.