This is Halloween, cantaban los habitantes de Halloween Town antes de intentar hacer la navidad más oscura. Se acerca la fiesta de difuntos y me vengo preocupando porque hace como una semana que no dejo de ver chocolate y caramelos con forma de calabazas, brujas, fantasmas y demás en distintos comercios de Murcia. Dentro de poco, quizá unos dos años, será casi normal encontrar a los más tiernos infantes golpeando nuestras puertas y diciendo eso de "truco o trato". Y como siempre, mis temores vienen relativamente infundados, en esta ocasión, tras encontrarme en verano a una niñas vendiendo limonada en mi calle. Una mesa, unos vasos, una jarra y un cartel que ponía "limonada a 50 céntimos". Si ves esta escena en una pedanía de Murcia de apenas 4000 habitantes, te choca. Si además, has estudiado sociología y has decidido ser apocalíptico, puede que hasta te dé angustia.
La transculturalidad es un término creado por la sociología moderna y viene a definir la capacidad que tenemos de adquirir ritos, tradiciones y costumbres de otras culturas, aunque para nosotros no signifiquen absolutamente nada. ¿Qué coño significa "truco o trato"? En España, este hecho se da en mayor medida con la cultura estadounidense y la japonesa.
En este caso en concreto, nunca he querido entrar en la polémica del Halloween sí o el Halloween no porque como amante de lo oscuro, sería muy hipócrita negar que me agrada. De hecho surge en mí una dicotomía entre el odio a la transculturalidad y el agrado por importar una fiesta en la que el inframundo, que dirían los egipcios, deja de ser tabú aunque sólo sea por un día.
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